viernes, 8 de mayo de 2009

La Industria Cultural



Frase PacificMaker[La incultura da la felicidad pues te sorprendes con todo]
La industria cultural es el resultado de querer crear una sociedad del consumo basado en el entretenimiento para poder mantener en alto una producción rápida y constante.

Las empresas al verse en la necesidad de tener mayor poder adquisitivo necesitan que las personas consuman con mayor frecuencia, que consuman cosas que no necesitan pero que estas creen que son sustanciales para sus vidas. Para persuadir a las masas de que un conjunto de productos son elementales para su desarrollo personal, se crea el concepto de estilo de vida, el cual implica una innumerable lista de características para que esta tenga efectividad en su aplicación en la realidad. La principal de estas características es la estandarización, que tiene una relación directa con la producción en masa. Si estas dos pueden ir de la mano, el consumo se dispara, siendo las empresas las más beneficiadas, y los consumidores complacidos en su fantasía. Para estandarizar se necesita crear un estilo que mantenga una mecánica que supere nuestro rigor, así que de manera tácita se determina que es tolerado y que es prohibido en las masas, cerrando las posibilidades de innovar y continuar la tendencia; esta imposición tiene que ser introducida de manera tan sutil que las masas tienen que creer que este estilo de vida es su libertad y fuera de ella sólo está la incoherencia; su sentido común se establecía de tal manera que disfrazan la rutina en el estigma de la industria cultural.
Pero todo esto es gracias a la capacidad de los consumidores, que son invitados a disfrutar de la diversión, mantengan este rodeen y no creen una conexión. Pero esto también implica un sacrificio, y es el de la cultura que va ser asesinada o absorbida por la nueva y mejorada tendencia, creando la ilusión que la cultura no está completa y necesita estar a la vanguardia con el estándar que se da a nivel mundial.
Una característica primordial consecuencia de la estandarización, es el principio de la repetición, que es disfrazado con el dinamismo del cambio de tendencias y productos, haciendo imperceptible esta espeluznante característica. Esta supuesta garantía de inmutabilidad se puede ejemplificar en la eterna lucha entre arte ligero vs. El arte autónomo. Que en el caso típico es la banalización de las grandes obras de arte reproduciéndoles en réplicas y en variantes. Y para que toda esta “maravilla” funcione, necesitamos la disponibilidad económica y emocional de los consumidores. Para esto se generan empleos mecanizados, que obedecen al régimen de la rutina establecida; el complemento del trabajo es la diversión, formando emociones que primimban por encima de la razón. A estos dos elementos tenemos que agregarle el azar; la suerte juega un papel importante, ya que siempre está presente en las propuestas de la industria cultural, los consumidores se conforman con esperar el denominado ‘golpe de suerte’ para poder mejorar sus situación, cuando la solución siempre se encuentra en su capacidad y no en la oportunidad del azar.





En el caso peruano la industria cultural no está establecida por las mismas empresas peruanas, ya que se puede demostrar que no tienen la capacidad de planificar un estilo de vida propiamente para el consumidor peruano para darle un impulso a las empresas peruanas. Podemos citar el famoso caso de ‘cómprale al Perú’, que era para despertar este sentimiento nacionalista para poner el origen de los productos por encima de la calidad o de la marca que existan. Esta propuesta no tuvo mayor éxito ya que la publicidad ‘enlatada’ de las otras corporaciones revolcó a toda esta campaña pro chauvinista. Pero aún así tenemos varias empresas que ya han sido compradas por gigantes de la economía mundial, convirtiéndose en consorcios de estas; por lo que sus exigencias publicitarias varían, dándose un mayor vínculo con la industria cultural de la central. Entonces, si podemos asegurar que Perú tiene una industria cultural importada, que le da esa característica de país tercer mundista que lucha por imitar las últimas tendencias, pero que siempre quedará a un lado por diversos factores, tanto económicos o raciales; pero que al estar dispuesto a asimilar todo lo importado, se vuelve un mercado más disponible en Latinoamérica. Un ejemplo es La corporación que compró Backus, y que para competir con Ambev tuvo que modificar toda su estrategia publicitaria, enfocándose más en estimular nuevos valores que logren conectar con sus productos. De esta manera Backus pudo establecer mejor su marca formando un excelente ejemplo de industria cultural.

1 comentario:

- χΞη∆ * dijo...

bIEN, !
sabemos que el Perú es un país de tradiciones lo cual nos han llevado al actual y transcendental problema de que seguimos donde empezamos haciendo que las industrias extranjeras sepan como entrar a nuestro mercado e imposibilitándonos salir de ese círculo vicioso, algo desgarrador para nuestro propio desarrollo industrial pues aun sabiendo de esto no se crean estrategias suficientemente confiables y dignas de arriesgar, prefiriendo mantener relaciones con lo exterior y obviando el progreso propio. La Industria Cultural, como bien lo menciona con anterioridad el señor Cieza se ha vuelto enigmático, ahora satisfacer nuestras necesidades secundarias son mas importantes que las primarias, desaparece totalmente la escala de maslow y lo que es peor se crean ciertas necesidades que años atrás eran consideradas banales y superfluas siendo ahora vistas como requeridas en su totalidad; la mente juega un papel predominante y esta en ella su gran capacidad de ser persuadido o persuadir , siendo la primera en su mayoría de gran ventaja para las empresas, que no sólo juegan con el poder económico sino tambien ahora mental.

Es tarea de nosotros empezar el cambio !
CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN , que haríamos sin ella ?.. nO LO quisiera ni imaginar !