sábado, 9 de agosto de 2008

En tiempos de crisis...

El perdón utilitarista
En la actualidad se han presentado una serie de problemas de nivel internacional, que van más allá de los problemas diplomáticos y que el desbalance económico, es decir los radicales cambios climáticos; todo este tramo de problemas puede ser llevado correctamente con lo que denomino “el perdón utilitarista”. Primeramente, el perdón es librarse de sentimientos destructivos mediante la anulación de la ofensa; por lo que muchos pensadores le han dado una serie de características buscando lo sustancial de este, y en todo momento se resalta el provechoso sacrificio que emplea la víctima para poder volver a la relación que existió antes de la ofensa regresándole de manera gratuita su dignidad al agresor para que se pueda reincorporar de manera completa a la sociedad. Pero de que forma se vincula el perdón con una concepción costo beneficio. Y es que el perdón hoy en día es un fin que comienza con las necesidades de las naciones.
En la actualidad se da el inevitable fenómeno de la globalización, que tanto en los campos mediáticos, culturales, económicos o tecnológicos, ha radicalizado sus cambios en los aspectos: lugar y tiempo. Por lo que nos centraremos en una primera instancia en el campo económico; los países para poder crear una red de libre mercado en la actualidad tienen que considerar varios factores para aventurarse en este gran juego de oportunidades y riesgos, por eso como condición primaria el país debe de ceder parte de sus barreras arancelarias para que sea más fluido el comercio; pero que sucede si dos países que velan por su bienestar económico se ven obligadas a realizar un libre mercado cuando estas dos en anteriores oportunidades se habían enfrentado bélicamente, pues la solución es obvia, los prejuicios que mantienen estos países son superados por sus necesidades. Los ejemplos son casi incontables, pero centrémonos en uno en especial, la Unión Europea. Europa fue en su momento sede de innumerables batallas y combates, donde varios países tuvieron la oportunidad de tener la hegemonía en este continente. En cambio en la actualidad, Europa es a simple vista el continente más cohesionado, y yo considero como una de las causas principales: su unión económica. Pero esto no quiere decir de ninguna manera que se ha dado el glorioso acto del perdón entre estos países. Lo que yo postulo, es que esta comunidad económica, se ha aliado con el fin de protegerse de cualquier problema de nivel internacional, dando como frutos una serie libertades que se toman ellos para beneficiarse, como el libre tránsito o la desaparición de las barreras arancelarias; llegando al punto de considerarse un conjunto de pueblos vinculados con una serie de hechos vetustos. Este nivel de armonía es el que nos está guiando la globalización y es gracias a un proceso de reconciliación política, que fuera de toda concepción de que es sólo forma de poner fin a una discusión mediante una pobre “retórica del perdón” (Sandrine Lefranc), no afecta de ninguna manera las diferencias culturales; pero lo que si exige esta integración es a una igualdad de derechos como lo explicaría John Rawls en sus dos principios de igualdad y diferencia, es decir exigir los mismos esquemas de derechos y libertades básicos, además de exigir los beneficios a los menos aventajados. Es de esta manera que Europa sería considerada una verdadera comunidad, el cual veo yo que no están muy lejos.
Entonces el perdón utilitarista vendría a ser el inevitable proceso de superar conflictos históricos mediante no sólo una integración económica, sino también este largo proceso implica además una consecuente exigencia de derechos que coloque a los países en una igualdad de condiciones para competir e interactuar. Por lo que no sería extraño que compartan además las mismas medidas de sanción, si Europa ya tiene una moneda en común quiere decir que ya puso en marcha la misma lógica monetaria entre ellos, convirtiéndolos en un bloque económico poderoso. Además, si esto no es suficiente para que se desarrolle a lo que denomino perdón utilitarista, tengamos en cuenta también el torrente de conocimiento que entrelaza al continente europeo, que visto como unidad integrada sería la cuna de la cultura occidental.
Para tratar el último tema sobre los radicales cambios climáticos, el perdón utilitarista es también necesario. Puesto que el mundo entero mediante foros está tomando cartas sobre el asunto, para que de manera cooperativa todos los países colaboren por su propia salvación. Es decir, en momentos de crisis o proyectos ambiciosos, los países comprenderán que la correcta cooperación de proporciones continentales es lo más beneficiable, ya que con el fenómeno de la globalización los países que no se quieren ver comprometidos con otros perecen, ya que ellos mismos no pueden satisfacer todas sus necesidades, hasta en los casos de muchas superpotencias como lo es Japón, que obligatoriamente tiene que velar por la propagación de su tecnología alrededor del mundo. En el caso de los cambios climáticos, el mundo entero tiene que imponerse medidas preventivas para salvar las pocas esperanzas de restablecer el equilibrio ecológico.Si el perdón utilitarista es llevado al plano individual, las personas no lo aceptarían en una primera instancia, puesto que el ser humano es sensible y recomendarle una concepción costo beneficio de una de las virtudes más puras que tiene, sería ofender su criterio ético. Mas el perdón utilitarista, jamás llegará a la satisfacción plena de un verdadero perdón, pero es la mejor alternativa reconciliadora que inicia con convenios económicos, procediendo después con correctas políticas liberales. Por esto el perdón utilitarista, invita a que pongamos nuestros sentimientos de rechazo o nuestro interminable vicio de la venganza por debajo de nuestras naciones, que nuestro agrio sentir sea desplazado y no nos impida encontrar una cooperativa solución. Y para finalizar, el contexto mundial de ahora nos indica una fuerte época de crisis, que de no ser resulta con la mayor urgencia, nos podemos arrepentiremos nosotros pero será demasiado difícil que las generaciones futuras nos perdonen.

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